La música es el último componente estético de nuestras procesiones; también tiene su estética y sus grados, que van desde su ausencia total hasta la presencia de dos bandas, una junto a cada paso, marcando con sus sones el caminar de los costaleros. Durante muchos años, la banda de cornetas y tambores abría la comitiva, marchando al principio de la procesión. La generalización de la tracción por costaleros, y la comprensión del acompañamiento musical como homenaje a las sagradas imágenes, impuso la colocación de las agrupaciones musicales detrás de los pasos.

Las bandas, según los instrumentos que las compongan, pueden ser de tres clases: de cornetas y tambores, de música y mixtas; las primeras de ellas llevan sólo dichos instrumentos, cornetas y tambores, aunque en ambos haya secciones caracterizadas por el tono más agudo o grave que sea capaz de producir, siempre dentro de la misma nota: estas bandas acompañan generalmente a los pasos de Cristo, sean de misterio o de Crucificado. Pasos de este mismo tipo pueden llevar también bandas mixtas. Finalmente, las bandas de música se caracterizan por el predominio mayoritario de instrumentos de viento. Las bandas de música acompañan a los pasos de palio.