Dentro de los componentes invariables de un paso, y en el resto de las insignias y atributos procesionales, queda una labor importantísima que hay que resaltar, y nos referimos al bordado: en mayor o menor grado, todos los pasos llevan algo bordado, y no se puede considerar terminado el paso, sobre todo de Virgen, que no haya completado el bordado de su palio, manto y faldones. En este proceso son también diversas las manos que intervienen, desde el que diseña el bordado hasta el que lo realiza puntada a puntada. El bordado puede ser de dos tipos: el llamado de recortes, más económico pero menos auténtico y el de oro, de mucha mayor duración, belleza, riqueza y precio.